El abuelo prometió a sus nietos un paseo, como nunca les mintió hoy les hará ese deseo. A todos los llamó desde ayer al mediodía, y la fiesta que se armó entre gritos y alegría. Acordaron el encuentro en la casa del abuelo, tempranito le llegaron y el salió como un mozuelo. Se formó una algarabía que vecinos se asustaron, al final cada uno se ría y juntitos de la mano caminaron. Con sus cantos y saltando hacia el campo ya se fueron y en mochilas van llevando ese fiambre que les dieron. Desde el pueblo se escuchaban las voces de los niños, que al abuelo le cantaban entonando sus cariños Después del corretear entre bosques y riachuelos, sin dejar de piruetear espantaron conejuelos. Bajo el sol multicolor entre bosques se juntaban, y era ese el suave olor que los niños respiraban. Por rincones se metieron y sus fiambres almorzaron, del abuelo canciones repitieron y en saltar todos se cansaron El sol se fue alejando sin dejar de calentar su luz la fue llevando hacia otro gran lugar. Los niños comprendieron que era hora de volver, las mochilas recogieron y empezaron a correr -“¿Dónde está el abuelo?”- un niño preguntó; buscaron hacia arriba y en el suelo y nadie le apuntó Como locos husmearon por sendero recorrido, al final si lo encontraron bajo un árbol y dormido. Muy de cerca le gritaban: -“¡Despierta que a tu casa has de volver!"- mientras que otros le cantaban: “¡Parece que va a llover…!” Eso si lo despertó y enseguida se fue parando; sus lagañas se quitó mientras iba bostezando. Ya sus cantos no se oían tan alegres y saltando, pero en coro se reían hacia el pueblo regresando El abuelo les cumplió el paseo prometido, y a sus casas los llevó sin haberse obscurecido.
AUTOR: Helmer Momphotes
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